Equipamientos  y Servicios Municipales – Octubre 2021 – XABIER ARRUZA

 Existe un debate abierto sobre la pérdida continuada de espacios urbanos entendidos como lugares de encuentro y socialización en nuestras ciudades, que se ha evidenciado más en los últimos tiempos de confinamiento. Y es verdad, que la acelerada urbanización y cambios de usos implementados han restringido este tipo de áreas en muchas ciudades. Varias pueden ser las razones:
 

• La priorización de actividades productivas, económicas y emprendedoras ha provocado una ocupación de espacios urbanos, especialmente en zonas céntricas y cascos históricos, antes libres para su uso para cualquier persona.
• Las regulaciones asociadas a estas actividades han generado un cambio de usos u ocupación de espacios urbanos para por ejemplo repartir mercancías, colocar publicidad o mediante el establecimiento de horarios comerciales o la regulación del tráfico.
• La priorización del vehículo privado como medio de transporte ha modificado en gran manera el diseño de los viales y calles, dando mucho más espacio al vehículo que al peatón.
• Las regulaciones de usos que por ejemplo impiden jugar a los más pequeños donde antes si podían hacerlo, donde se dificultan las actividades participativas con personas que tienen un conocimiento local del lugar o lugares donde es más fácil encontrar una silla en una terraza, que un banco público con una fuente de agua cercana.

• La inseguridad creciente en algunas ciudades que hace rehuir de ciertas zonas y en ciertos horarios de los espacios públicos.

Es lo que algunos expertos denominan como mercantilización de las ciudades, advirtiendo que las ciudades se han diseñado, administrado y gobernado sin tener en cuenta la realidad multidimensional en la que vivimos.

Las transformaciones urbanas que presentan los bienes y el espacio público de la ciudad se materializan a través de un legado de marcos regulatorios, normativos y políticas institucionales establecidas con anterioridad. Esta fase da paso a nuevas infraestructuras y lugares que se orientan por dinámicas de consumo que legitiman la privatización del espacio público y la mercantilización de lo urbano.

A lo que se le añade la pérdida de espacios públicos de valor en nuestras ciudades debido a la adopción del modelo mecánico de la ciudad moderna, donde la separación de las áreas funcionales y un sistema de movilidad donde el vehículo particular es el rey, ha supuesto un retroceso para la escala peatonal de las ciudades.

En este punto desde Bilbao Urban & Cities Design, agrupación de profesionales y empresas a que trabaja a modo de Think Tank por modelos de ciudades más saludables, sostenibles e inclusivos, nos gusta manejar el concepto de “ciudad a escala humana” y debatir sobre la dicotomía entre accesibilidad y movilidad.

 

• Accesibilidad: cuando alguien se traslada a una ciudad a vivir, uno de sus objetivos prioritarios es el de tener acceso a una vivienda, a un puesto de trabajo, a sus compras diarias, a relaciones sociales, a actividades culturales o de ocio, etc. Y lo ideal es que esto pueda realizarse en una corta distancia facilitando la accesibilidad. De ahí la necesidad de rediseñar mucho de nuestros barrios para poder convertir- los en zonas donde poder vivir y trabajar.

• Movilidad: la necesidad de movilidad surge cuando alguno de los aspectos co- mentados deja de estar accesible. Las planificaciones urbanas que han facilita- do la construcción de Parques Tecnológicos o Empresariales en los extrarradios o la construcción de grandes centros comerciales en las afueras, nos fuerzan a tener que desplazarnos a distintas partes de las ciudades para trabajar, hacer nuestras compras o disfrutar de nuestro ocio; convirtiendo las zonas de vivienda en meras “ciudades dormitorio”.

En este segundo modelo es donde los espacios urbanos se van abandonando, ya que los ciudadanos se mueven de un sitio a otro sin detenerse en sus ámbitos cercanos.

Es por ello que seguiremos apostando por el modelo de ciudad compacta, de proximidad y de usos mixtos, que recupere la calle y el espacio urbano como lugar de encuentro y socialización.

Y estos espacios claro está deben ser inclusivos y accesibles a cualquier persona, siguiendo el concepto acuñado por el prestigioso urbanista Guillermo Gil Peñalosa – la ciudad 8-80 –que diserta sobre si nuestros barrios están preparados para que enviemos por sus propios medios al colegio, a comprar o a la plaza del barrio a un niño de 8 años o a un adulto de 80. En caso de ser así es entonces cuando tendremos una ciudad vibrante y justa para todos. Y nuestros proyectos van precisa- mente encaminados en esa dirección; que toda persona independientemente de su edad y condición pueda disfrutar de su entorno más cercano con seguridad.

 

En relación a la adaptación de las ciudades a los más pequeños, destacaríamos el trabajo que viene realizando es- tos últimos años iPlay Urban, en el diseño y la concepción de espacios seguros e inclusivos, especialmente en dos ámbitos, los parques infantiles y los parques biosaludables.

Con el objetivo de recuperar espacios urbanos de acceso universal y seguros iPlay Urban diseña entornos que permiten desarrollar las capacidades de los más pequeños a través del juego y de los adultos a través de la práctica regular del ejercicio físico, algo fundamental en tiempos de un creciente sedentarismo. Muchas veces se olvida la importancia del juego en el espacio e infraestructura pública, incorporando aspectos lúdicos y arte urbano por la ciudad. Somos de la opinión que todo niño debería tener un parque a menos de cinco manzanas de su hogar al que pue- da acceder fácilmente caminando. Siendo además lo ideal que para su diseño se haya contado con la participación de la comunidad local.

 

En este punto, no todos los parques infantiles están pensados para ofrecer oportunidades de juego a menores con diferentes capacidades; peldaños, escaleras, estructuras complejas, revestimientos irregulares, pavimentos de grava y virutas de madera hacen que elbjuego sea inaccesible para muchos niños y niñas con movilidad reducida.

Y es que, estos son lugares de reunión para la comunidad y espacios vita- les para el desarrollo de la infancia. Invertir en ellos tiene sentido. Por este motivo es necesario apostar por su arquitectura, diseño y paisajismo. Es necesario seguir presionando para poder ofrecer una mejor conciencia de que las cosas se pueden hacer mucho mejor.

Destacamos como buena práctica una de sus últimas intervenciones en Bilbao ejecutado en el Corazón del Barrio de Elorrieta. Se trata de una intervención equipada con un circuito deportivo biosaludable apto para todos los públicos y una zona estancial con forma circular.

Es precisamente esa zona estancial la más llamativa; de forma circular está pensada para convertirse en zona de encuentro intergeneracional. Mediante la combinación bancos robustos con un elevado peso visual con otros semicirculares se han generado diversos niveles que favorezcan la comunicación, creando pasillos interiores para favorecer la movilidad dentro de la plaza.

Además, ese diseño circular se ha proyectado en el suelo, mediante el uso de tres colores: el ocre de los parterres, el azul del cielo y el verde de la vegetación, añadiendo un punto de foco en una plaza dominada por lo monocromático.