EL CORREO – L. López

El pasado mes de junio el Gobierno vasco admitió que, en materia de innovación, Euskadi se está quedando atrás. Así se reflejaba en el Regional Innovation Scoreboard de la Comisión Europea, que nos relegaba al puesto 132 (de un total de 238 regiones evaluadas) en un indicador que aquí siempre había sido orgullosa marca de la casa.

Por eso es tan interesante, y a la vez llamativo, que mientras el País Vasco retrocede, Bilbao parece mejorar. Al menos, eso se puede interpretar del hecho de que la ciudad se haya colado entre la docena de finalistas que optan a ser Capital europea de la innovación. Compite con Antwerp (Bélgica), Boloña (Italia), las británicas Bristol, Glasgow y Londres; las alemanas Dortmund y Hamburgo; las galas Lyon y Nantes; y también con Espoo (Finlandia) y Róterdam (Holanda). El premio es un millón de euros pero, sobre todo, el prestigio que eso supone.

“Se trata de algo muy interesante para la ciudad a nivel de marketing”, valora Xabier Arruza, coordinador del centro de investigación Bilbao Urban & Cities Design. Ya sólo el hecho de que estar en el mismo -paquete- que urbes de la entidad de Londres o Róterdam es un activo. Y lograrlo en una convocatoria de carácter oficial, más.

Lo que la Comisión Europea valora es el nivel de compromiso de las administraciones con la innovación y suponer un modelo para otras urbes en este aspecto. Es muy posible, a juicio de Arruza, que se hayan tenido en cuenta activos como los planes para la Torre Bizkaia o el ecosistema proyectado para Zorrozaurre. 

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